martes, 14 de diciembre de 2010

"Iconos y Monigotes"

(Cualquier medio-Seccion Programación Televisiva.- 14/12/2010)

Más allá de las consideraciones de Charles Peirce sobre las diferencias entre lo que es un Símbolo y lo que es un Icono, la semiótica moderna debiera considerar un nuevo orden de relaciones entre determinados significados y aquello que sirve para su representación. El niño es un ser inmaduro y dibuja Monigotes. Y cuando los niños crean un monigote, lo que hacen en realidad es proyectar “su” realidad; es decir, el modo como ven el mundo que les rodea y sobre todo el como se ven o como les gustaría verse a sí mismos en dicho entorno. De ahí que además del Símbolo, convencional, y del Icono, creado bajo criterios de semejanza objetiva, debiéramos considerar el “Monigote” como nueva categoría semiológica fundamentada en las expectativas y deseos que cada cual tiene en cuanto a su desarrollo humano. Por ello y a la vista del dudoso grado de madurez que exhibe el telespectador medio en este país, propongo que dejemos de llamar iconos sociales a determinados personajes televisivos, asiduos vociferantes en varias tertulias de sobremesa y virtuosos del edredón entre otros, creados, encumbrados y hasta coronados por la mano marujil que a través del mando a distancia alimenta los índices de audiencia, y los llamemos, simple y llanamente, “Monigotes”.

"La locura de los Dioses"

(BBC-Mundo 11/11/2010 - El proyecto "ColaLife")

Al leer este articulo no he podido evitar el recuerdo de la celebre comedia de Jamie Uys y su simpática tribu de los Bushman. Dicho lo cual y para quien no lo conozca el proyecto, señalar que esta ONG persigue hacer llegar medicamentos a zonas remotas de Zambia, donde uno de cada cinco niños mueren por diarreas y deshidratación, acoplando las medicinas en los huecos libres del interior de las cajas de Coca-Cola. En aquellas zonas donde la tortuosa logística aplicada a la ayuda humanitaria no puede impedir que mueran miles de niños porque las medicinas no llegan, resulta en cambio que esta conocida bebida sí que se encuentra altamente disponible. Los responsables de la conocida multinacional no obstáculizan de un modo patente el procedimiento, pero señalan que en lugar de ello preferirían compartir el "know how" que subyace a sus sistemas de distribución. Se me ocurre plantear si acaso su modelo de distribución pudiera ser tan secreto como los ingredientes de su bebida. La respuesta todos sabemos que es negativa. Su sistema, depurado en mayor o menor medida, es el mismo que se usa en la distribución de cualquier otro producto. La distribución no funciona por el impulso del que ofrece, aunque sea gratís, sino por la demanda de quien lo apetece, aunque sea pagando. Cualquier linea de distribución funciona a traves de una cadena de intermediarios que son los que dispersan el producto hasta el consumidor final y cada intermediario retiene una parte del beneficio que necesariamente se debe abonar por el eslabon inferior. Aunque el producto sea gratis en origen, al final ese coste de distribución recae inevitablemente en el consumidor final. La ONG pretende parasitar esa línea para que su medicina llegue gratuita y sin costes al consumidor final. Esto es así porque el consumidor prefiere gastar su dinero en un refresco antes que en la medicina que puede salvar a su hijo o a su padre anciano. Este es el verdadero y sorprendente misterio sobre el que deberíamos de reflexionar y no sobre la logistica de las distribuciones. El verdadero análisis del problema debería de centrarse sobre el porqué en esas zonas remotas se valora más el satisfacer la sed con burbujas de un adulto de vida radicada que la salud de una vida incipiente, o decadente, lo mismo da. Me pregunto si acaso el intervencionismo civil y bienintencionado que la sociedad occidental está practicando sobre el tercer mundo no estará derrochando demasiados recursos tangibles en elevar la calidad de sus vidas y rebajar su morbilidad al tiempo que desdeña la siembra de aquellos valores que deben sustentar el concepto de lo mas humano. Aunque, claro, tambien debemos de considerar que es posible que este mundo occidental, seducido ya por el culto al edonismo y el derecho innegociable a la felicidad individual, no pueda importar aquello de lo que carece. Tal vez resulte que ese concepto de valores se encuentre en crisis o enfrentado a contradicciones insuperables aquí mismo, en nuestra propia casa. Es posible incluso que ciertas mentes primitivas, rescatadas ya por la via de los hechos de sus culturas ancestrales en las que sólo se podía percibir la existencia bajo un concepto espiritual, en el que la vida era entendida como un contínuo que supera las existencias individuales tanto lineal, de padres a hijos, como colateral respecto a los demas humanos de su entorno, no puedan entender que al mismo tiempo que se les regala preservativos y son aleccionados en el aborto y en el control de natalidad se pretenda salvar a toda costa la vida de un estorbo sobrevenido, y seguramente no deseado, a costa de una refrescante y burbujeante bebida de cola.

"Corsarios y Berberiscos"

(Diario Levante EMV -15, oct., 2010- Jose Manuel Lara, en el Premio Planeta, hace una llamada contra la pirateria)

Cita el periodico que el prestigioso editor anda, como es lógico, sumamente preocupado por las descargas "ilegales" de libros, al tiempo que reclama una urgente legislación contra la piratería en la red.

Lo primero que llama la atención es que se califique de "ilegal" algo que, según admite él mismo, aún carece de "legislación". Esta curiosa contradicción me conduce inevitablemente a escuchar a quienes sugieren que nos encontramos ante un intolerable proceso de "criminalización" social de ciertas conductas que atentan contra ciertos "intereses" sutilmente argumentados y cuya bondad no me atrevo a valorar. ¿Se llegará a criminalizar también a quien lea gratís el libro de un famoso autor ante una muchedumbre? ¿Y si sólamente lo hace ante un grupo de amigos? ¿Llegaremos a prohibir recitar un poema de Garcilaso al oido de la novia, o a leer un cuento a nuestro hijo para conciliar su sueño? ¿Dónde está el límite?. Alguien podría alegar que estamos hablando de cosas distintas, pero en el fondo todo es lo mismo. En el fondo todo se reduce a la conocida trilogía del "soporte", el "contenido" y el "derecho de autor". Al Sr. Lara, igual que le ocurre a la industria discográfica y al resto de empresarios del mundo audiovisual, sólo le compete la lucha por los beneficios derivados del "soporte". Y esa es una guerra actualmente agotada en la que, afortunadamente para la cultura, ya han perdido por mucho que se empeñen en arañar las espaldas del legislador. De otra parte el contenido de la cultura es ya incontenible. Ha proporcionado benefícios a sus mercaderes durante casi mil años; desde que los chinos, en el S.XI (o si se quiere, Gutemberg en Europa), inventaron el primer procedimiento de reproducción; y hasta que de nuevo, en un gran salto tecnológico, el nacimiento de la fotografía permitiera que hasta el último desheredado de la tierra pudiese ver el rostro de la Gioconda sin tener que traspasar fronteras para muchos a miles de kilómetros de su mundo. La Cultura es un bien social y como tal no debería de soportar otra gestión que la propia del Estado, quién además y por fortuna dispone hoy de sobrados y sencillos recursos tecnológicos para satisfacer los merecidos derechos de autor. En un mundo poblado de subvenciones que se reparten a diestro y siniestro entre las suspicacias de quienes recelan criterios no siempre basados en el mérito, la equidad o el beneficio social, no existe ningún obstáculo para que la gestión de descargas de contenidos culturales a través de Internet se lleve a cabo desde servidores oficiales o concesionados que controlen y cuantifiquen su consumo social y en consecuencia que sirvan de arbitrio para regular las compensaciones públicas a los autores. Por suerte para el Sr. Lara y los suyos, el soporte físico de un libro ofrece todavía un valor añadido que no ofrecen otros soportes audiovisuales, y debiera contentarse con la explotación residual de ese valor añadido para el cliente que así lo prefiera (y pueda costearselo) sin pretender por ello controlar tambien el precio de todos sus contenidos.

He de añadir que conozco de la existencia de un tal "Bi Sheng" como creador de la imprenta en el año 1041 gracias a la Wikipedia. El Sr. Lara, como no podía ser de otra manera, desprecia este medio de cultura gratuita respecto de la cual, y atendiendo a criterios de calidad, señala que si alguien prefiere consultar a la Wikipedia en lugar de la Enciclopedia Británica es "su" problema. El Sr. Lara dispondrá sin duda de un coche de lujo y seguramente jamás se le hubiera ocurrido decir que "si alguien prefiere viajar en autoestop en lugar de conducir un Mercedes, es su problema". De ello resulta que la cultura no es un problema de todos, sino unicamente de aquellos que no pueden acceder a ella. La pregunta es si a los demás nos debe de parecer igual de bien y si un gobierno social debe de estar de acuerdo con ello.

"...y sigue la danza"

(23/11/2010.- Todos los medios: "Tragedia en Camboya: al menos 370 muertos en una estampida humana en el festival del agua )

...Y los calamares siguen danzando.