miércoles, 9 de junio de 2010

"Como ganar un millón de euros"

(ADN-Diario, 9.6.2010 - "El TS de Cataluña condena a indemnizar a unos padres por haberles privado de sus hijos")

Receta: Séase toxicómano, téngase un hijo, espere a que las Autoridades se lo quiten por considerarlo en situación de desamparo, sométase a proceso de desintoxicación, si es prolongado mejor, digamos un par de años, y entretanto reclame el hijo. Es posible entonces que tal vez no le hagan caso y se lleve a cabo la tutela hasta un punto irreversible. Este será el momento en que podrá demandar a la Administración enarbolando jurisprudencialmente la reciente sentencia de cierto altísimo tribunal. El daño moral es, por supuesto, inconmensurable; por lo que la reparación económica, aún siendo considerable, resultará un pobre paliativo para tanto daño. La sentencia seguramente no entra en consideraciones irrelevantes, como por ejemplo si ese hijo fue fruto de un sentimiento de paternidad responsable o de la inconsciencia. He de presumir que debió de ser lo primero y que, aunque hubiera sido lo segundo, nada, salvo circunstancias absolutamente evidentes, deberían de impedir aceptar que cualquier padre puede asumir una responsabilidad sobrevenida y se comporte como tal a partir del suceso, incluso sobrellevando un problema de adicción a las drogas. La sentencia sí que califica en cambio la actuación de la administración como “negligente”, ya que ésta actuó, según cita textual, con “celeridad” y “prejuicio”. Si actuar con celeridad es negligencia (el diccionario de la RAE define a la celeridad como: “prontitud, rapidez y velocidad”), deberíamos entender que lo diligente hubiera sido actuar con “dilación”, “lentitud” o “inactividad” que son sus equivalentes en cualquier diccionario de antónimos. Si hubiera obrado de diferente modo a como lo hizo, la administración le hubiera ahorrado un millón de euros a los contribuyentes. Pero es que, además, actuó con “prejuicio”, que según el mismo diccionario de la RAE es el resultado de “prejuzgar algo”, así como la “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”. Debe añadirse además que, según diversos autores de la moral social, el prejuicio se expresa a través de la “discriminación”. A tenor de ello debemos deducir que la Administración actuó mal, porque discriminó injustamente a unos padres y dispuso la tutela de su hijo por el hecho de encontrarse los primeros inmersos en unas circunstancias derivadas de su adicción a las drogas, que a su juicio dejó en situación de desamparo al menor de corta edad, y ello lo hizo actuando en virtud de un prejuicio desfavorable hacia los consumidores de sustancias prohibidas sin conocer bien el asunto pese a los informes de todo tipo de que disponían. En fin...¿Qué mas se puede decir?. Por mi parte sólo mencionaría tres cosas: La primera de ellas es que vengo observando, cada vez con mayor presencia en la opinión, la sistemática confusión que se da entre el “prejuicio” y el “juicio negativo” sobre algo, y creo que nos estamos olvidando de que no todo en la vida es hermoso y positivo; la segunda cosa es que el concepto de los derechos individuales está derivando hacia áreas que nos aleja cada vez mas de los elementos de la sociedad más desprotegidos (no solo se considera el derecho cuasi-absoluto de la madre biológica hacia sus hijos, sino también su derecho a abortarlos); y la tercera, que hay casos en los que sentar ciertos precedentes puede resultar de efectos absolutamente impredecibles. Por cierto que también existe el prejuicio en su acepción positiva (al igual que la discriminación positiva), y la pregunta que se me ocurre es ¿acaso no cupo considerar en la sentencia ese prejuicio positivo de la administración al considerar por encima de todo el interés del menor?

miércoles, 2 de junio de 2010

"Narcotráfico de Estado"

(2-6-2010.Europa Press: s/ la nueva subida del tabaco)
No defiendo el hábito de fumar, pero tampoco soy un sinverguenza. Hay otros que, escondidos tras posturas populistas, sí que son esto último. Desde que el Estado comenzó, hace un par de años, a arruinar al pais, se han exacerbado las campañas antitabaco ¡Qué casualidad! preocupándose por "la salud del ciudadano" y traducidas en una cada vez mas alocada carrera de alza en los precios del tabaco (amén de otras medidas, para despistar). Cualquiera puede ver los resultados sobre la salud y la variación en la tasa de fumadores de estas campañas en los numerosos estudios que se publican regularmente. Los estadísticos tienen una palabra para analizar este tipo de correlaciones: "Significatividad despreciable". Lo que no es nada despreciable son los 10.000 millones de euros que el Estado obtuvo el 2008 en una linea creciente que aspira a redondear la cifra de los 15.000 este año. Para que el lector se haga una idea, piense que esta cifra puede llegar a ser el equivalente al 25% de lo que el Estado recauda en concepto de todo el IRPF ¡Buén bocado, eh! Cuanto más dinero necesita el Estado para tapar sus cagadas, más se preocupa por la salud de la casi mitad de sus ciudadanos mientras es aplaudido rabiosamente por la otra mitad como idiotas. Hace ya años que los impuestos del fumador llevan amortizando sobradamente el incremento que en el gasto sanitario supone su malsano hábito. Pero eso no es suficiente para la voracidad paternalista de algunos. ¡Resulta tan facil...! ¡Es tan sencillo contar con el apoyo popular!... "Vamos a salvar del cancer al pobre desgraciado que llegará a no poder pagarse su cajetilla. A los más pudientes que se los coma el sarcoma", e aqui un innovador y original concepto de justicia social. Bueno, dejemos ya de lado las ironías: Quien se aprovecha económicamente de las debilidades de los desgraciados, sea este un drogadicto, un alcoholico o un fumador empedernido, es un sinverguenza ¿Queda claro?. Y es aún más sinverguenza si disfraza su depredación con tintes paternalistas. Y debo advertir que cada día este comportamiento se me parece más al de ciertos camélidos que pululan por mi barrio, no se si uds. me entienden...